Un florecer colectivo

Como siempre,
acogeré una bandera
monocromática,
un estandarte,
una imagen,
más bien...
una idea.

La fertilizaré
y dejaré todos
sus huevecillos
en donde pueda,
en las esferas
más adversas.

Y desde mi trinchera
de mala muerte,
la defenderé,
con una nota,
un teclazo,
una herradura,
una crítica,
y si es necesario...
un fusil.

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