Son dos
amantes que
pretenden
arder;
son
amantes
tan
disparejos,
uno es
fuego abrasador
y el
otro cristal ártico,
uno es
el mar más turbio,
y el
otro, el mar muerto.
Uno, tan
blasfemo,
irreverente
y lleno de locura,
y ella
tan púdica que
nunca se
conoció su verdad.
Él era
ave, con alas
viejísimas,
pero era ave,
y
ella... bueno, no lo sé,
nunca lo
dejó ver sus
alas,
sus aletas, escamas
y mucho
menos su piel.
Eran dos
amantes
que
pretendían arder
y al
final, fueron
incinerados
por la verdad.
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