Cuando hace falta la inspiración
es porque se tiene montes
de ella,
es porque tenemos tanto
color
que nos hemos vuelto
oscuros,
es porque queremos
desfogar
todo lo que llevamos
dentro en
vez de drenar tanta
herida.
Cuando hace falta la
imaginación
es porque hemos llegado a
nuestro
límite, no podemos
imaginar más,
es porque todo lo que
hemos
inventado en nuestra
mente, ya
lo estamos viviendo y no
nos damos
el lapso que necesitamos
para poder
volver a crear aquellos
paisajes,
es cuando se nos ha
acabado la pintura.
Cuando hace falta el
júbilo
es porque nos hemos
hartado
de sentir siempre lo
mismo,
es porque es nuestra
merced
conseguir algo de verdad,
algo que sea de nosotros,
es porque en la calamidad
hemos encontrado la paz.
Pero cuando hace falta
todo
lo anterior, es esto lo
que pasa.
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